La llave térmica y el disyuntor diferencial son dos componentes fundamentales de cualquier instalación eléctrica domiciliaria, dado que protegen la red y pueden salvarte la vida en caso de una falla eléctrica.
Ambos son obligatorios para cualquier verificación de red que realice un electricista matriculado o bien para solicitar un medidor nuevo. Para comenzar hay que identificar que son dos tipos de interruptores automáticos de protección que se ubican en el tablero eléctrico de tu hogar. Cuando se presenta cualquier tipo de cortocircuito, estos dispositivos cortarán el flujo de energía.
Disyuntor diferencial
El disyuntor tiene como función principal interrumpir el flujo de electricidad en un circuito cuando se registra una diferencia entre la corriente entrante y la saliente del mismo. Técnicamente detecta diferencias entre las magnitudes de intensidad y, en esos casos, corta.
El ejemplo más común es cuando una persona recibe una descarga eléctrica. También aplica a cortocircuitos en aparatos defectuosos o problemas de humedad que generen fugas eléctricas menores.
Llave termomagnética
Es popularmente conocida como ‘llave térmica’. Este dispositivo protege la instalación del recalentamiento de los cables (para evitar que se quemen) ante una sobrecarga. Cuando aumenta demasiado la corriente que circula por el circuito, este dispositivo se calienta y corta. A diferencia de los fusibles -que deben ser reemplazados tras un único uso-, la llave termomagnética puede ser reconectada.
Por ejemplo, si en una vivienda se conectan más aparatos de los que la instalación puede soportar, la llave actuará para impedir el sobrecalentamiento que podría derivar en un incendio.
Conexión
Es fundamental que para la instalación de estas llaves consultes a un electricista matriculado para asegurarte las condiciones de seguridad óptimas para tu casa.
Es muy importante destacar que todas las conexiones eléctricas hogareñas deben tener descarga a tierra como medida de seguridad